29 de septiembre de 2009

Goya, fusión de la danza y la Jota Aragonesa

La compañía Miguel Ángel Berna llega al Teatro de la Zarzuela con "Goya. El sueño de la razón produce monstruos", un espectáculo que, a través de una evolución de la jota aragonesa y su fusión con la danza contemporánea, transita por el "mundo onírico" que el pintor reflejó en sus grabados y sus pinturas negras.
Este espectáculo, que estará en cartel desde el próximo miércoles hasta el domingo, recrea a través de la danza caprichos y grabados goyescos como "El sueño de la razón produce monstruos", "Los ensacados", "Murió la verdad", "Triste presentimiento de lo que va a acontecer" o pinturas negras como "El aquelarre" o "A garrotazos", unos lienzos que llegarán al escenario a través de proyecciones.
"Nos hemos europeizado dejando de lado nuestra cultura folclórica", ha declarado durante la presentación el bailarín aragonés Miguel Ángel Berna, que se aleja de los prejuicios que consideran el folclore tradicional, como las jotas, un arte "casposo y antiguo".
En su constante afán de evolución y fusión, Berna se ha acercado a la obra del pintor aragonés a través de un sueño y de sus pensamientos oníricos, en un formato que no es ni una "biografía" ni la "historia" del artista, ha explicado el director de La Zarzuela y también director de esta obra, Luis Olmos.
"La jota es de España", ha sentenciado Berna, para quien esta forma de cultura tradicional puede tener dificultades de difusión por su "ritmo ternario" mientras que hoy en día "todas las canciones se hacen en cuatro tiempos".
Y es que, en "Goya", Berna baila, acompañado de la música compuesta para la obra por Alberto Artigas y Joaquín Pardinilla, los "disparates, dibujos, desastres y la guerra" con un toque "dramático, crítico, burlesco y surrealista", ha explicado Olmos, quien asegura que los temas de estas escenas son atemporales y siguen vigentes hoy en día.
Este ballet, ya presentado en Zaragoza durante la Expo del pasado año, es el primero en el que tocan las castañuelas con el dedo corazón, una "estilización" y una "forma de evolución" que "se acerca más al pueblo", ha apuntado Berna.
Hace diez años Berna ya utilizó unas castañuelas de metacrilato demostrando que los instrumentos pueden salirse de la norma. En esta ocasión ha recuperado unas castañuelas de hierro del bailarín Vicente Escudero que el artista José de Udaeta le dejó en herencia y que "tienen el mismo sonido que los palillos", ha añadido Berna.
"No quiero que los bailarines bailen como yo, sino que encuentren su propia personalidad", ha admitido Berna, quien ha querido que el vestuario de los doce artistas que componen el elenco sea "una recreación entre el mundo moderno y la pintura negra", y que cada uno tenga un atuendo diferente para romper esa "tendencia a unificar".