18 de septiembre de 2009

La Val d'Echo

La Val d'Echo pertenece a la Comarca de la Jacetania después de Jaca (Huesca), comprende los pueblos de Embún, Urdués, Siresa y Echo; una población de casi mil habitantes que hace que las imponentes chimeneas de sus casonas de piedra humeen durante todo el año. Y a su abrigo viven gentes que dotan al valle de cierta singularidad, al conservar sus tradiciones pero sin dejar de vivir en el siglo XXI.
Así, al adentrarnos en la Val, penetramos ya en un museo vivo, con pastores atendiendo sus rebaños, huertos que en primavera y verano aprovisionan las despensas o las mesas de los restaurantes, niños jugando por las calles y caminos, y vecinos conversando en cheso. Pasear por las calles, contemplar las casas, nos enseñará mucho de la vida en los Pirineos, pero si además queremos conocer los tiempos ancestrales y entender el por qué, en la ruta etnológica a través del Museo de lo Palotiau y La Farrería de Embún, Casa Mazo en Echo y Lo Furno en Siresa, encontraremos muchas respuestas.
Cuando llegamos a Siresa, la iglesia del que fuera monasterio medieval nos hará pensar, por su imponente tamaño, que el motivo por el que se levantó allí tuvo que ser importante. Vestigios de todas las épocas abundan en el territorio: monumentos megalíticos, la Vía Romana Caesaraugusta-Beneharnum, restos carolingios.., y la iglesia-monasterio de San Pedro de Siresa, el lugar donde se educaron reyes, y se dio custodia al Santo Grial (la copa en que bebió Jesucristo en su última cena), se atendieron peregrinos que se dirigían a Santiago y se albergaba la biblioteca que fue denominada Luz de Occidente. Aquí nació el Condado de Aragón. Para conocer mejor esta historia apasionante, el Centro de Interpretación del Megalitismo y de la Val d'Echo, en el km 8 de la carretera de Oza, nos abre sus puertas. Y gracias a las rutas culturales que desde allí se organizan, podremos recorrer los mismos caminos y las huellas que dejaron aquellos antepasados.
Pero la historia y la tradición no quedan solo en el pasado, en las leyendas o en los museos. El descenso de navatas que se celebra en mayo, la jornada sobre lengua chesa denominada Vivindo'n cheso, que se celebrá el mismo mes normalmente con la actuación del Grupo Val d'Echo, nos acerca el pasado con sonidos de hoy, haciéndonos sentir parte de la historia.
El pulso de la Val d'Echo late con fuerza en el nuevo milenio, lo notamos en cuanto nos internamos en los pueblos: varias asociaciones culturales y deportivas, una revista local, actividades de distinta índole programadas durante todo el año, telecentro, biblioteca, cine y teatro conviven con las fiestas patronales, carnavales y romerías, haciendo que casi cada mes los vecinos puedan disfrutar, e invitar a disfrutar, de diversos actos. Y entre ellos, nos sorprenden algunas muestras de arte y exposiciones que se organizan en el entorno del museo de Arte Contemporáneo y Escultura al Aire Libre, museo fruto de la celebración del Symposium de Escultura y Arte del Valle de d´Echo.
Con distintas figuras de protección ambiental desde hace años (Reserva Nacional de Caza, Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA), Parque Natural) el valle cuenta con un entorno natural silvestre y salvaje bien cuidado, gracias a que los ancestros lo mimaron a la hora de aprovechar sus recursos. Los bosques de Oza y Gabardito, los prados y bordas en torno a Santana, los pastos de alta montaña, las cumbres rocosas del Castillo d'Acher, Peñaforca, Agüerri o Bisaurín, caminos y sendas para todos los gustos y todas las posibilidades.
El Club de Montaña Asamún, cada fin de semana organiza una salida. Si preferimos competir, la carrera de montaña Boca del Infierno, La Senda de Camille, travesía circular en torno a los refugios de montaña, o un parque de arborismo en la Selva de Oza.
Pero no todo es aire libre; Echo cuenta con un frontón (trinquete) cubierto, que permite jugar a pala, a pelota mano o a frontenis durante todo el año. La naturaleza también ofrece otras posibilidades basadas en la contemplación y el estudio de la fauna y la flora: la observación de aves atrae, cada primavera, a visitantes del norte de Europa y de América. Las Jornadas de Plantas Medicinales que se celebrán en junio o las Micológicas de otoño nos ayudarán a conocer el uso científico y práctico de los productos naturales.

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